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Cuando la toma de decisiones automatizada mediante IA viola las normas de privacidad y consentimiento de datos

Cuando la toma de decisiones automatizada mediante IA viola las normas de privacidad y consentimiento de datos

Tabla de contenidos

La toma de decisiones basada en IA choca cada vez más con las normas de privacidad de datos y consentimiento, lo que expone riesgos de sesgo, opacidad e infracciones legales. Los organismos reguladores globales, encabezados por la UE, exigen transparencia, explicabilidad y supervisión humana para la IA de alto riesgo. Las organizaciones deben adoptar una gobernanza proactiva, la privacidad desde el diseño y el consentimiento significativo para garantizar la rendición de cuentas, la equidad y la confianza.

La proliferación de la inteligencia artificial (IA) en la toma de decisiones de alto riesgo ha introducido una nueva clase de riesgos legales y éticos, desafiando fundamentalmente los marcos establecidos de privacidad de datos. Los sistemas basados ​​en IA en sectores como finanzas y recursos humanos toman cada vez más decisiones con efectos significativos en las personas, a menudo basándose en extensos conjuntos de datos recopilados sin un consentimiento genuino e informado.

El desafío va más allá de la simple imposibilidad de obtener un consentimiento de casilla; tiene su raíz en la opacidad inherente de los sistemas de IA, un fenómeno comúnmente conocido como el problema de la "caja negra". Esta falta de transparencia hace que sea técnica y legalmente paradójico obtener un consentimiento verdaderamente informado y significativo.

Los reguladores a nivel mundial, incluidos los de la Unión Europea y Estados Unidos, ya no adoptan una postura reactiva. Están definiendo proactivamente nuevas y estrictas normas para las aplicaciones de IA clasificadas como de "alto riesgo", centrándose en principios como la transparencia, la explicabilidad y la supervisión humana significativa.

Casos que sientan precedentes en finanzas y empleo han demostrado que las organizaciones enfrentan una responsabilidad legal y financiera sustancial tanto por violaciones de la privacidad como por sesgos algorítmicos.

Fundamentos legales para la toma de decisiones automatizada

Existen diversos instrumentos legales que regulan la toma de decisiones automatizada y, en conjunto, revelan una convergencia regulatoria global en torno a unos principios fundamentales: transparencia, rendición de cuentas y derecho a la intervención humana.

La Unión Europea: El RGPD y la proactiva Ley de IA de la UE

La Unión Europea se ha consolidado como líder mundial en la regulación de la IA y la privacidad de datos, con dos marcos legislativos emblemáticos que trabajan en conjunto para regular la toma de decisiones automatizada: el RGPD (en particular, el artículo 22, que contempla el derecho a la intervención humana) y la Ley de IA de la UE.

Artículo 22 del RGPD: El derecho a la intervención humana

La base de la normativa europea sobre toma de decisiones automatizada es el artículo 22 del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). Esta disposición establece el derecho fundamental de las personas a «no ser objeto de una decisión basada únicamente en el tratamiento automatizado, incluida la elaboración de perfiles, que produzca efectos jurídicos en ellas o que les afecte significativamente de forma similar». Esto se aplica a una amplia gama de aplicaciones, como la calificación crediticia, el filtrado de solicitudes de empleo y la vigilancia predictiva. El objetivo es proteger a los interesados ​​de decisiones potencialmente injustas u opacas tomadas sin supervisión humana.

Si bien este derecho es importante, no es absoluto. El artículo 22 establece excepciones claras en virtud de las cuales se permiten decisiones exclusivamente automatizadas. Sin embargo, incluso cuando se aplica una excepción, el responsable del tratamiento de datos sigue obligado a aplicar «medidas adecuadas para salvaguardar los derechos, libertades e intereses legítimos del interesado». Estas garantías deben incluir, como mínimo, el derecho a obtener intervención humana por parte del responsable, a expresar su punto de vista y a impugnar la decisión. Los requisitos están diseñados para garantizar que el procesamiento sea justo al proteger a los interesados ​​de decisiones tomadas por una máquina sin una vía clara para la revisión o cuestionamiento humano.

La Ley de IA de la UE y la «IA de alto riesgo»

En colaboración con el RGPD, la Ley de IA de la UE proporciona un sistema de clasificación más granular y basado en el riesgo para las aplicaciones de IA. La relación entre ambos reglamentos es simbiótica; la Ley de IA aclara que el RGPD siempre se aplica cuando un sistema de IA procesa datos personales.

La Ley de IA clasifica como de "alto riesgo" los sistemas de IA que pueden suponer "riesgos graves para la salud, la seguridad o los derechos fundamentales". Esta designación incluye aplicaciones de IA en áreas críticas como la calificación crediticia, la toma de decisiones laborales (como la clasificación de currículos y las evaluaciones de rendimiento) y componentes de servicios esenciales. Para estos sistemas, la Ley de IA impone obligaciones estrictas, que incluyen la exigencia de supervisión humana, una sólida detección y mitigación de sesgos, y un alto nivel de transparencia y precisión.

Panorama regulatorio estadounidense para la regulación de la IA

En Estados Unidos, el panorama legal que rige la toma de decisiones en materia de IA está más fragmentado. No existe una única ley federal sobre IA, pero cada estado está surgiendo normativa para regular el uso de tecnologías automatizadas. Por ejemplo, en California, la Agencia de Protección de la Privacidad de California ha propuesto normativas dirigidas al uso de la tecnología de toma de decisiones automatizada (ADMT).

A nivel federal, los organismos reguladores, como la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC), están aplicando activamente las leyes de derechos civiles a las nuevas tecnologías, centrándose en la IA y el sesgo algorítmico como áreas clave para su labor de eliminación del sesgo en la contratación. En el sector financiero, la Ley de Informes Crediticios Justos (FCRA) proporciona una base legal de larga data para la protección del consumidor en las decisiones automatizadas. La FCRA exige que las personas consientan una verificación de crédito, reciban una notificación sobre cualquier decisión adversa y tengan derecho a impugnar las decisiones automatizadas.

Infracciones en la toma de decisiones mediante IA en el mundo real

La toma de decisiones automatizada mediante IA ha provocado infracciones legales y éticas en diversos sectores, incluyendo los financieros y de recursos humanos.

Toma de decisiones financieras y crediticias

La IA está revolucionando el sector financiero al analizar la "huella digital" de una persona (datos sobre hábitos de navegación, compras en línea y proveedores de correo electrónico) para predecir la solvencia crediticia más allá de las puntuaciones tradicionales. Esta práctica, si bien busca ampliar el acceso al crédito, presenta importantes riesgos de privacidad y discriminación.

Se ha demostrado que el uso de la IA en la toma de decisiones financieras perpetúa y amplifica la discriminación social existente. Un estudio reveló disparidades significativas en la aprobación de préstamos, ya que los solicitantes negros reciben tasas de aprobación un 28 % inferiores a las de los blancos, incluso después de controlar su historial financiero. El caso de discriminación algorítmica de Wells Fargo es un excelente ejemplo.

Al mismo tiempo, la extensa recopilación y procesamiento de datos personales sensibles por parte de modelos de calificación crediticia basados ​​en IA expone a las personas a un mayor riesgo de vulneraciones y uso indebido de datos. La filtración de datos de Equifax en 2017, que comprometió la información personal de casi 148 millones de personas, es un claro ejemplo de las vulnerabilidades inherentes a la centralización de grandes conjuntos de datos para su uso algorítmico. Este incidente pone de relieve que la avidez de datos de los modelos de IA, que a menudo requiere recopilar más información de la necesaria para un fin determinado, aumenta la superficie de ataque para ciberdelincuentes y amenazas internas, pero viola inherentemente los principios de minimización de datos, fundamentales en las leyes de privacidad de datos, y sus mecanismos integrados de consentimiento de uso limitado y específico.

Recursos humanos, contratación y toma de decisiones en gestión de personal

El uso de IA en recursos humanos está muy extendido, desde herramientas de selección que revisan miles de currículums hasta análisis que monitorizan la productividad de los empleados e incluso analizan las expresiones faciales o el tono de voz en entrevistas en vídeo. Este sector presenta un conjunto único de desafíos relacionados con la privacidad de datos y la discriminación.

Un caso en el sector de recursos humanos es un acuerdo de la EEOC con iTutorGroup. La empresa utilizó un programa predefinido para rechazar automáticamente a las candidatas mayores de 55 años y a los mayores de 60. El caso demostró que la responsabilidad legal se extiende a cualquier "proceso de selección asistido por tecnología" —no solo a la IA compleja— que infrinja las leyes antidiscriminación vigentes, independientemente de su sofisticación técnica. Es una clara advertencia de que una organización sigue siendo responsable de las decisiones tomadas por sus herramientas automatizadas, incluidas las de terceros proveedores.

La Oficina del Comisionado de Información del Reino Unido (ICO) ha proporcionado orientación sobre el uso de la IA en la contratación, basada en una investigación cualitativa con solicitantes de empleo. La investigación reveló una frustración generalizada por la "falta de transparencia en la contratación basada en IA". Muchos candidatos sintieron que fueron "rechazados por una máquina sin que un humano revisara su solicitud", lo que generó sentimientos de injusticia y una pérdida de confianza en el proceso de contratación.

Esto pone de manifiesto un riesgo clave para la reputación. Sin una divulgación clara sobre cómo se utiliza la IA, las organizaciones corren el riesgo de distanciarse de posibles candidatos y dañar su imagen de empleador. Las conclusiones de la ICO subrayan la importancia de comunicar cómo funciona un sistema de IA y qué datos utiliza, no solo para cumplir con las leyes de protección de datos, sino también para generar confianza en el público.

¿Privacidad y consentimiento versus decisiones automatizadas de IA?

Las violaciones legales y éticas en la toma de decisiones automatizada no son incidentes aislados, sino síntomas de un conjunto de problemas más profundos e interconectados. La ausencia de un consentimiento genuino es un indicador principal de un incumplimiento sistémico de los principios fundamentales de protección de datos.

El problema de la "caja negra" y la falacia del consentimiento

Muchos modelos avanzados de IA, en particular los sistemas de aprendizaje profundo, funcionan como "cajas negras", donde su funcionamiento interno y la lógica detrás de sus decisiones son crípticos, incluso para quienes los crearon. Esta realidad técnica crea un conflicto fundamental con un principio legal fundamental de la privacidad de datos: la capacidad de obtener un consentimiento genuino e informado.

Una persona no puede dar un consentimiento verdaderamente informado para el procesamiento de datos si no comprende qué datos se recopilan, cómo se analizan y qué decisiones se toman con base en ellos. La obligación legal de obtener un "consentimiento explícito" se convierte en una paradoja cuando se le pide a la persona que dé su consentimiento para un proceso desconocido e incognoscible. El requisito de transparencia del marco legal constituye, por lo tanto, una contramedida directa al problema técnico de la opacidad.

Esta tensión se abordó en una sentencia que sentó precedente el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). El caso involucraba a un operador austriaco de telecomunicaciones móviles que denegó un contrato a un cliente basándose en una evaluación crediticia automatizada realizada por una agencia externa. El cliente solicitó información sobre la lógica detrás de la decisión automatizada, pero la agencia de crédito se negó, alegando la protección de secretos comerciales. La sentencia del TJUE afirmó que el derecho del interesado a "información significativa sobre la lógica aplicada" prevalece sobre una denegación general basada en secretos comerciales.

El tribunal aclaró que, si bien no se requiere la divulgación de algoritmos complejos, se debe proporcionar una "explicación suficientemente detallada de los procedimientos y principios de toma de decisiones". Esta explicación debe permitir a las personas comprender los factores de datos personales que influyeron en la decisión y cómo las variaciones en esos datos podrían afectar el resultado.

Esta sentencia es una poderosa declaración jurídica de que los reguladores están dispuestos a subordinar los intereses comerciales a los derechos fundamentales a la privacidad, lo que obliga a avanzar hacia una IA más explicable.

Más que solo consentimiento: Violaciones de los principios de minimización de datos

Los sistemas de IA están ávidos de más datos, y su desarrollo requiere la recopilación de grandes cantidades de información. Esto puede llevar a la recopilación de información innecesaria o sensible, violando así el principio de minimización de datos. Cuando estos datos no consentidos, y a menudo excesivos, incluyen la "huella digital" o información biométrica de una persona, constituyen una violación de la privacidad.

Peor aún, estos datos suelen reflejar patrones históricos y sesgos humanos sistémicos. Al utilizarse para entrenar modelos de IA, estos sesgos no solo se replican, sino que se amplifican, lo que genera resultados discriminatorios en áreas como los préstamos y el empleo. La relación causal es directa: el incumplimiento de los principios de privacidad (minimización de datos, limitación de la finalidad) contribuye a la creación y perpetuación de la discriminación algorítmica.

La solución regulatoria común de la "supervisión humana" no es la panacea. Si bien muchos marcos legales y buenas prácticas enfatizan la importancia de la "intervención humana significativa", la evidencia sugiere que su efectividad puede ser poco más que una ilusión. La simple intervención humana en una etapa preliminar, como el suministro de datos de entrada, no permite que la decisión final sea "asistida por humanos". Además, un riesgo significativo es el "sesgo de automatización", donde los revisores humanos confían excesivamente en los resultados de un sistema de IA, lo que socava el propósito de la supervisión.

Equilibrio entre la privacidad de datos, el consentimiento y la gobernanza de la IA

Las organizaciones deben pasar de un modelo de cumplimiento reactivo a un marco de gobernanza proactivo e integrado para equilibrar sus obligaciones de gestión de la privacidad de datos y el consentimiento con su deseo de incorporar la IA en la toma de decisiones.

Implementar la diligencia debida proactiva y la "privacidad desde el diseño".

El cumplimiento normativo debe comenzar en las primeras etapas del ciclo de vida de un sistema. Un requisito previo para implementar cualquier sistema de IA de alto riesgo debe ser la realización de una evaluación de impacto de la protección de datos (EIPD) y una evaluación de impacto algorítmico (EIA). Estas evaluaciones evalúan los riesgos para la privacidad, el potencial de sesgo y la necesidad y proporcionalidad del uso del sistema.

Además, las organizaciones deben reconocer que externalizar la ADMT a proveedores externos no las exime de responsabilidad. Las empresas siguen siendo responsables de la supervisión de los proveedores y deben garantizar que los contratos de servicio, los contratos de procesamiento de datos y las certificaciones de seguridad se ajusten a las normas legales y éticas aplicables.

Mejorar la transparencia, la explicabilidad y el consentimiento granular

Las organizaciones deben proporcionar información clara y accesible sobre el uso de la IA. Esto incluye el desarrollo de políticas claras y su comunicación a empleados, solicitantes de empleo y consumidores. Este aviso debe especificar el propósito de la tecnología, el tipo de datos utilizados y las personas que tienen acceso a ellos.

El problema de la "caja negra" debe abordarse de forma proactiva mediante la adopción de técnicas de IA Explicable (XAI). Si bien no es necesario revelar algoritmos complejos, las organizaciones deben ser capaces de proporcionar información significativa sobre la lógica implicada, lo que permite a las personas comprender los factores que llevaron a una decisión.

Las organizaciones también deben alejarse de los modelos de consentimiento generalizados y adoptar un marco que proporcione a las personas un control preciso sobre los datos que comparten y cómo se utilizan.

Establecer mecanismos de supervisión humana eficaces

El cumplimiento normativo requiere salvaguardas tangibles que empoderen a las personas. La supervisión humana es esencial, pero debe ser significativa. Esto requiere la participación humana tras la toma de una decisión automatizada que revise el resultado real. Por último, las organizaciones deben diseñar formas claras y sencillas para que las personas puedan cuestionar las decisiones automatizadas.

Dinámica de un horizonte cambiante en la toma de decisiones con IA

La toma de decisiones automatizada con IA presenta un desafío complejo que intersecta los ámbitos legal, técnico y ético. El algoritmo sin consentimiento plantea riesgos significativos, no solo para la privacidad individual, sino también para la justicia y la igualdad. El problema de la "caja negra" socava fundamentalmente el principio del consentimiento informado, obligando a los reguladores y tribunales a crear nuevas normas para exigir transparencia.

La transición de la aplicación reactiva a una regulación proactiva basada en el riesgo es una clara señal de que el cumplimiento no puede ser una cuestión aislada. Las empresas deben integrar consideraciones legales y éticas en el diseño mismo de sus sistemas de IA, garantizando que sean transparentes, explicables y responsables por defecto.

Como parte clave de este esfuerzo, una plataforma de gestión del consentimiento puede ser de gran ayuda. Contacte con CookieHub para avanzar hacia una postura que priorice el consentimiento.

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